Pero. . . ¿Tú practicas la Hipnosis Ericksoniana?
2017-06-20
Pero. . . ¿Tú practicas la Hipnosis Ericksoniana?
Ésta es una de las preguntas más frecuentes cuando alguien se interesa por mi labor. La respuesta es si pero es necesario matizar.
El impacto revolucionario de Milton Erickson en el campo de la hipnosis y de la terapia en general es magistral y abrumador. Es imposible ignorar sus geniales aportaciones esforzándonos al máximo para incorporarlas y mejorar los resultados. Pero como veremos en un sentido estricto sólo Erickson podía hacer Hipnosis Ericksoniana.
Comprender los procedimientos de Erikcson es complicado por la profundidad de su metodología terapéutica y por el estilo a menudo anecdótico y deliberadamente ambiguo de sus escritos.
Le preocupaba que sus escritos y palabras limitaran a los terapeutas que aprendían de él. Promovía la flexibilidad, la singularidad y la individualidad. Cuando le preguntaban como abordar un determinado problema casi siempre respondía con un ejemplo o anécdota para que cada uno extrajera sus propias conclusiones.
Si Erickson tenía una teoría es que no hay teoría. Cada cliente era una nueva teoría.
Por otra parte su profundo conocimiento del sufrimiento humano fruto de su propia experiencia vital hace que su manera de comprender y relacionarse con sus clientes no puedan imitarse.
Nacido en una humilde granja padeció dos ataques de poliomielitis a los 17 y 51 años que le dejaron inmovilizado largos períodos durante los cuales desarrolló unas habilidades de observación insuperables. Era disléxico, daltónico y sordo para algunos sonidos, desplazándose en una silla de ruedas desde los 63 años.
Vamos a exponer algunas de las aportaciones de Erickson al campo de la hipnosis y la terapia en general que cualquier terapeuta, yo también, debe integrar en su práctica para mejorarla.
Naturaleza de la hipnosis
Erickson concebía el estado hipnótico como una capacidad natural, todavía más una experiencia cotidiana. Todos tenemos la tendencia a entrar en trance mientras nos comunicamos con otras personas. La hipnosis es comunicación, conversación, se produce constantemente y en todas partes.
Por esta razón evidentemente cualquier persona que quiera puede ser hipnotizada. De hecho se hipnotiza a si misma constantemente.
Describía la hipnosis como una relación interpersonal entre el terapeuta y el cliente. Un esfuerzo cooperativo entre los dos en el que las dos partes son activas, en definitiva no se hipnotiza “a” alguien sino “con” esa persona. Ninguna de ellas tiene todo el poder, el poder surge de la relación.
Concebía la hipnosis y la terapia como algo que se podía llevar a cabo de manera que parecieran conversaciones o situaciones naturales. No era necesario ni a menudo conveniente que la hipnosis fuera un ritual formal. Simplemente utilizando el lenguaje, verbal y corporal, la entonación, los silencios y generando un determinada “atmósfera” la persona entra en ese estado.
La hipnosis genera un contexto, un ambiente que permite acceder a capacidades y recursos que la persona posee y que no había estado usando para resolver sus problemas. La hipnosis es pues una herramienta de aprendizaje. Genera un espacio a partir de las propias experiencias hacia el que avanzar y producir el cambio.
Orientación naturalista
Erickson creía que todas las personas tienen dentro de si de manera natural todas las capacidades necesarias para resolver sus problemas y superar sus dificultades. La tarea del terapeuta es hacer que estas capacidades se conviertan en habilidades, hacerlas “aflorar”.
Se oponía frontalmente a que se pretendiera enseñar “la solución” pues como hemos dicho mantiene acertadamente que cada persona es única y peculiar. Nadie puede decirle a otro como tiene que pensar, sentir o actuar ante una situación dada.
Se trata de “influir” en el comportamiento del cliente, aceptando sus concepciones para luego procurar orientarlas. Para ello es necesario acercarse a su “mundo”: utilizar su lenguaje, intereses y motivaciones. Aceptar sus creencias, conductas y síntomas. Abandonando cualquier psicojerga que el paciente no entiende ni le interesa.
Milton Erickson acostumbraba sincronizarse con los gestos, la voz, el ritmo y la respiración de sus pacientes. La persona se siente comprendida, como si el terapeuta experimentara sus mismos sentimientos. Sincronizarse con la respiración de un interlocutor nos acerca a su experiencia.
Al dirigirse a sus pacientes utiliza un lenguaje deliberadamente ambiguo para que estos lo ajusten hasta conseguir el mensaje que necesitan. El terapeuta ayuda a encontrar un camino, es la persona la que debe dar los pasos y avanzar utilizando sus propios recursos.
Terapia orientada a las soluciones
Erickson entiende la terapia no como una tarea enfocada a aclarar o encontrar razones en el pasado (lo que nos ancla en el problema) sino a buscar soluciones en el presente para vivir un futuro mejor.
No se centra en el problema sino en la solución. No le interesan los “porqué”, él busca “como” provocar el cambio. La tarea no consiste en el análisis profundo, ni en la búsqueda de las causas del problema, sino en como funciona y como cambiar la situación que provoca malestar.
El terapeuta y su cliente fijan unos objetivos alcanzables y mesurables avanzando en esa dirección. De manera revolucionaria en su época le quitó énfasis, incluso se opuso, a la comprensión o toma de consciencia para provocar el cambio. Se trata simplemente de aprender un nuevo funcionamiento: que puedo hacer para superar el problema.
Otra de las aportaciones novedosas de Erickson es el uso de cuentos, anécdotas y metáforas con un muy marcado carácter terapéutico. Mejor que dar explicaciones es sumergirse en ellas disfrutando de “Mi voz irá contigo” donde encontrarás respuestas a muchísimas preguntas.
Finalmente para responder a la pregunta del principio y siendo fiel a la voluntad y el espíritu de Erickson pienso que de lo que se trata es de adaptar su enfoque al estilo personal de cada uno.
Te recomendamos escuchar nuestra grabación “El río de la vida fluyendo libre de bloqueos” en la que incorporamos algunas de las concepciones del único y magistral Milton Erickson. En nuestro canal de YouTube encontrarás versiones masculina y femenina.
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El impacto revolucionario de Milton Erickson en el campo de la hipnosis y de la terapia en general es magistral y abrumador. Es imposible ignorar sus geniales aportaciones esforzándonos al máximo para incorporarlas y mejorar los resultados. Pero como veremos en un sentido estricto sólo Erickson podía hacer Hipnosis Ericksoniana.
Comprender los procedimientos de Erikcson es complicado por la profundidad de su metodología terapéutica y por el estilo a menudo anecdótico y deliberadamente ambiguo de sus escritos.
Le preocupaba que sus escritos y palabras limitaran a los terapeutas que aprendían de él. Promovía la flexibilidad, la singularidad y la individualidad. Cuando le preguntaban como abordar un determinado problema casi siempre respondía con un ejemplo o anécdota para que cada uno extrajera sus propias conclusiones.
Si Erickson tenía una teoría es que no hay teoría. Cada cliente era una nueva teoría.
Por otra parte su profundo conocimiento del sufrimiento humano fruto de su propia experiencia vital hace que su manera de comprender y relacionarse con sus clientes no puedan imitarse.
Nacido en una humilde granja padeció dos ataques de poliomielitis a los 17 y 51 años que le dejaron inmovilizado largos períodos durante los cuales desarrolló unas habilidades de observación insuperables. Era disléxico, daltónico y sordo para algunos sonidos, desplazándose en una silla de ruedas desde los 63 años.
Vamos a exponer algunas de las aportaciones de Erickson al campo de la hipnosis y la terapia en general que cualquier terapeuta, yo también, debe integrar en su práctica para mejorarla.
Naturaleza de la hipnosis
Erickson concebía el estado hipnótico como una capacidad natural, todavía más una experiencia cotidiana. Todos tenemos la tendencia a entrar en trance mientras nos comunicamos con otras personas. La hipnosis es comunicación, conversación, se produce constantemente y en todas partes.
Por esta razón evidentemente cualquier persona que quiera puede ser hipnotizada. De hecho se hipnotiza a si misma constantemente.
Describía la hipnosis como una relación interpersonal entre el terapeuta y el cliente. Un esfuerzo cooperativo entre los dos en el que las dos partes son activas, en definitiva no se hipnotiza “a” alguien sino “con” esa persona. Ninguna de ellas tiene todo el poder, el poder surge de la relación.
Concebía la hipnosis y la terapia como algo que se podía llevar a cabo de manera que parecieran conversaciones o situaciones naturales. No era necesario ni a menudo conveniente que la hipnosis fuera un ritual formal. Simplemente utilizando el lenguaje, verbal y corporal, la entonación, los silencios y generando un determinada “atmósfera” la persona entra en ese estado.
La hipnosis genera un contexto, un ambiente que permite acceder a capacidades y recursos que la persona posee y que no había estado usando para resolver sus problemas. La hipnosis es pues una herramienta de aprendizaje. Genera un espacio a partir de las propias experiencias hacia el que avanzar y producir el cambio.
Orientación naturalista
Erickson creía que todas las personas tienen dentro de si de manera natural todas las capacidades necesarias para resolver sus problemas y superar sus dificultades. La tarea del terapeuta es hacer que estas capacidades se conviertan en habilidades, hacerlas “aflorar”.
Se oponía frontalmente a que se pretendiera enseñar “la solución” pues como hemos dicho mantiene acertadamente que cada persona es única y peculiar. Nadie puede decirle a otro como tiene que pensar, sentir o actuar ante una situación dada.
Se trata de “influir” en el comportamiento del cliente, aceptando sus concepciones para luego procurar orientarlas. Para ello es necesario acercarse a su “mundo”: utilizar su lenguaje, intereses y motivaciones. Aceptar sus creencias, conductas y síntomas. Abandonando cualquier psicojerga que el paciente no entiende ni le interesa.
Milton Erickson acostumbraba sincronizarse con los gestos, la voz, el ritmo y la respiración de sus pacientes. La persona se siente comprendida, como si el terapeuta experimentara sus mismos sentimientos. Sincronizarse con la respiración de un interlocutor nos acerca a su experiencia.
Al dirigirse a sus pacientes utiliza un lenguaje deliberadamente ambiguo para que estos lo ajusten hasta conseguir el mensaje que necesitan. El terapeuta ayuda a encontrar un camino, es la persona la que debe dar los pasos y avanzar utilizando sus propios recursos.
Terapia orientada a las soluciones
Erickson entiende la terapia no como una tarea enfocada a aclarar o encontrar razones en el pasado (lo que nos ancla en el problema) sino a buscar soluciones en el presente para vivir un futuro mejor.
No se centra en el problema sino en la solución. No le interesan los “porqué”, él busca “como” provocar el cambio. La tarea no consiste en el análisis profundo, ni en la búsqueda de las causas del problema, sino en como funciona y como cambiar la situación que provoca malestar.
El terapeuta y su cliente fijan unos objetivos alcanzables y mesurables avanzando en esa dirección. De manera revolucionaria en su época le quitó énfasis, incluso se opuso, a la comprensión o toma de consciencia para provocar el cambio. Se trata simplemente de aprender un nuevo funcionamiento: que puedo hacer para superar el problema.
Otra de las aportaciones novedosas de Erickson es el uso de cuentos, anécdotas y metáforas con un muy marcado carácter terapéutico. Mejor que dar explicaciones es sumergirse en ellas disfrutando de “Mi voz irá contigo” donde encontrarás respuestas a muchísimas preguntas.
Finalmente para responder a la pregunta del principio y siendo fiel a la voluntad y el espíritu de Erickson pienso que de lo que se trata es de adaptar su enfoque al estilo personal de cada uno.
Te recomendamos escuchar nuestra grabación “El río de la vida fluyendo libre de bloqueos” en la que incorporamos algunas de las concepciones del único y magistral Milton Erickson. En nuestro canal de YouTube encontrarás versiones masculina y femenina.
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