Como potenciar el efecto placebo con hipnosis
2018-01-31
Como potenciar el efecto placebo con hipnosis
“Probablemente hay más curación en las palabras del médico que en muchas de las medicinas que receta”
Voltaire
El efecto placebo es un fenómeno sorprendente por el cual una sustancia inerte u otra forma de falso tratamiento producen un efecto real en el estado de salud de un paciente.
Resumiendo el efecto placebo provoca una mejora en la salud producida por nada. Ya sea una píldora de azúcar, una inyección con una solución salina o la cicatriz o vendaje de una cirugía no realizada. Algunos estudios sobre el tema sugieren que se produce en el 35% de las personas.
Todavía más sorprendente es el hecho de que esta mejoría se produce también cuando los enfermos saben que lo que están tomando es un falso medicamento.
Puedes comprobar cómo funciona contigo escuchando la grabación al final de este artículo: “Luz sanadora: tu segunda piel”. Por supuesto que cualquier enfermedad o molestia física requieren de la asistencia y tratamiento de profesionales de la salud. Esta grabación pretende ayudarte a sentirte mejor, activar el efecto placebo y así acelerar tu proceso de curación.
En nuestro canal de YouTube encontrarás versión masculina y femenina. La repetición es necesaria.
Lo interesante es que el efecto placebo pone de manifiesto una capacidad innata en los seres humanos de autocuración. Si encontramos la manera de entender cómo funciona seremos capaces de conectar con la capacidad que tiene la naturaleza de autosanación.
Esto puede permitir desarrollar poderosos nuevos tratamientos sin efectos secundarios. Si bien es cierto que no sabemos cómo funciona en la actualidad sí que conocemos factores que contribuyen a que se produzca. De esto trata brevemente este artículo.
Los placebos tienen efectos probados en el dolor, asma, ansiedad, nerviosismo, enfermedades dermatológicas, nauseas, vómitos, tensión arterial, ritmo cardíaco, depresión, excitación sexual, angina de pecho y podrían ser la causa de la remisión “milagrosa” de otras enfermedades.
Por supuesto que prescribir placebos a los enfermos plantea serios problemas éticos entre otros el derecho de los pacientes a ser informados. Una posible solución sería la de combinar fármacos y placebos para mejorar el estado de las personas.
Lo que el efecto placebo vendría a comprobar es la influencia de la mente sobre la materia.
El pensamiento produce un cambio real en el cerebro y otras partes del organismo. Existe una sutil relación mente cuerpo que desconocemos como funciona pero que ha podido ser comprobada utilizando escáneres de resonancia magnética en el cerebro.
Estos estudios indican que el efecto placebo altera la interpretación en el cerebro de las señales del cuerpo, concretamente en lo que refiere a la percepción del dolor.
La pregunta realmente importante es ¿Cómo podemos aprovechar la respuesta placebo para generar bienestar y curación?
Según parece cuando creemos que estamos tomando una poderosa y efectiva medicación, esperamos y anticipamos que la enfermedad o el dolor desaparecerán y confiamos en la persona que nos está tratando. Estas emociones convencen al cerebro de que vamos a estar bien.
Y muchas veces funciona.
Lo que pone de manifiesto es el enorme poder del cerebro humano. Puede aferrarse a una expectativa o creencia y utilizarlas para curar el cuerpo.
Lo importante es que se produce aunque no sepamos cómo.
¿Qué tiene todo esto que ver con la hipnosis? La hipnosis no es un placebo en términos de administración, efectos fisiológicos y capacidad para provocar una respuesta.
Pero la hipnosis funciona como un súper-placebo. Para las personas muy sugestionables la hipnosis es mucho más efectiva para reducir el dolor que el efecto placebo. Para aquellas que no son susceptibles a la hipnosis el efecto es similar al de un placebo.
La actividad cerebral es diferente en la hipnosis y el efecto placebo. Además al administrarse un placebo como un tratamiento farmacológico generalmente se produce un engaño. La hipnosis no requiere esta simulación.
La hipnosis es una manera de aprovechar el poder terapéutico de la sugestión sin recurrir al engaño.
El poder de sugestión que tiene la hipnosis es excepcional. Podemos definir sugestión como la comunicación de una idea o creencia para producir cambios profundos en las sensaciones, percepciones, pensamientos o conductas. Las repercusiones que puede tener en el estado y la salud de las personas son evidentes.
Además la hipnosis genera expectativas y lo que demuestra el efecto placebo es que las personas experimentan aquello que esperan experimentar. Todos tenemos la experiencia de sentirnos mejor al salir de la visita del médico.
Por esta razón la creciente tendencia a recurrir a la medicación y procedimientos reduciendo el tiempo de atención del médico con sus pacientes es un error.
Los médicos son figuras que tienen autoridad. Sus pacientes creen en ellos y esperan que las medicinas hagan efecto. Se sienten mejor y se curan, aunque sean un placebo.
Si esperas que al acabar tu sesión de hipnosis te sentirás mejor, estarás más motivado o con más confianza sucederá.
Como ocurre con el placebo la hipnosis será más útil y efectiva si te acercas a ella con confianza, convicción y expectativas positivas. Si crees que el placebo es un eficaz medicamento te sentirás mejor. Igualmente si crees que la hipnosis te librará de la ansiedad estarás más tranquilo y relajado.
Si hay un elemento del efecto placebo en la hipnosis que resulta la clave está en las expectativas. Cuando la persona espera estar “curada” al terminar la sesión, o por lo menos que ha empezado el proceso, muy probablemente lo estará.
Generar confianza siendo honesto, positivo y realista. Suscitar un buen entendimiento mutuo. Potenciar la confianza y finalmente crear expectativas de que el cambio es posible es la tarea que todo buen hipnotista realiza.
La relajación y bienestar que provoca la hipnosis producen un alivio del dolor tanto físico como emocional. Activa el sistema nervioso parasimpático mejorando así el funcionamiento de nuestro aparato cardiovascular, respiratorio y gastrointestinal.
Finalmente la hipnosis culmina el proceso de mejora y posible curación con su enorme capacidad para producir cambios y aprendizaje.
Video: "Luz sanadora: tu segunda piel"
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Voltaire
El efecto placebo es un fenómeno sorprendente por el cual una sustancia inerte u otra forma de falso tratamiento producen un efecto real en el estado de salud de un paciente.
Resumiendo el efecto placebo provoca una mejora en la salud producida por nada. Ya sea una píldora de azúcar, una inyección con una solución salina o la cicatriz o vendaje de una cirugía no realizada. Algunos estudios sobre el tema sugieren que se produce en el 35% de las personas.
Todavía más sorprendente es el hecho de que esta mejoría se produce también cuando los enfermos saben que lo que están tomando es un falso medicamento.
Puedes comprobar cómo funciona contigo escuchando la grabación al final de este artículo: “Luz sanadora: tu segunda piel”. Por supuesto que cualquier enfermedad o molestia física requieren de la asistencia y tratamiento de profesionales de la salud. Esta grabación pretende ayudarte a sentirte mejor, activar el efecto placebo y así acelerar tu proceso de curación.
En nuestro canal de YouTube encontrarás versión masculina y femenina. La repetición es necesaria.
Lo interesante es que el efecto placebo pone de manifiesto una capacidad innata en los seres humanos de autocuración. Si encontramos la manera de entender cómo funciona seremos capaces de conectar con la capacidad que tiene la naturaleza de autosanación.
Esto puede permitir desarrollar poderosos nuevos tratamientos sin efectos secundarios. Si bien es cierto que no sabemos cómo funciona en la actualidad sí que conocemos factores que contribuyen a que se produzca. De esto trata brevemente este artículo.
Los placebos tienen efectos probados en el dolor, asma, ansiedad, nerviosismo, enfermedades dermatológicas, nauseas, vómitos, tensión arterial, ritmo cardíaco, depresión, excitación sexual, angina de pecho y podrían ser la causa de la remisión “milagrosa” de otras enfermedades.
Por supuesto que prescribir placebos a los enfermos plantea serios problemas éticos entre otros el derecho de los pacientes a ser informados. Una posible solución sería la de combinar fármacos y placebos para mejorar el estado de las personas.
Lo que el efecto placebo vendría a comprobar es la influencia de la mente sobre la materia.
El pensamiento produce un cambio real en el cerebro y otras partes del organismo. Existe una sutil relación mente cuerpo que desconocemos como funciona pero que ha podido ser comprobada utilizando escáneres de resonancia magnética en el cerebro.
Estos estudios indican que el efecto placebo altera la interpretación en el cerebro de las señales del cuerpo, concretamente en lo que refiere a la percepción del dolor.
La pregunta realmente importante es ¿Cómo podemos aprovechar la respuesta placebo para generar bienestar y curación?
Según parece cuando creemos que estamos tomando una poderosa y efectiva medicación, esperamos y anticipamos que la enfermedad o el dolor desaparecerán y confiamos en la persona que nos está tratando. Estas emociones convencen al cerebro de que vamos a estar bien.
Y muchas veces funciona.
Lo que pone de manifiesto es el enorme poder del cerebro humano. Puede aferrarse a una expectativa o creencia y utilizarlas para curar el cuerpo.
Lo importante es que se produce aunque no sepamos cómo.
¿Qué tiene todo esto que ver con la hipnosis? La hipnosis no es un placebo en términos de administración, efectos fisiológicos y capacidad para provocar una respuesta.
Pero la hipnosis funciona como un súper-placebo. Para las personas muy sugestionables la hipnosis es mucho más efectiva para reducir el dolor que el efecto placebo. Para aquellas que no son susceptibles a la hipnosis el efecto es similar al de un placebo.
La actividad cerebral es diferente en la hipnosis y el efecto placebo. Además al administrarse un placebo como un tratamiento farmacológico generalmente se produce un engaño. La hipnosis no requiere esta simulación.
La hipnosis es una manera de aprovechar el poder terapéutico de la sugestión sin recurrir al engaño.
El poder de sugestión que tiene la hipnosis es excepcional. Podemos definir sugestión como la comunicación de una idea o creencia para producir cambios profundos en las sensaciones, percepciones, pensamientos o conductas. Las repercusiones que puede tener en el estado y la salud de las personas son evidentes.
Además la hipnosis genera expectativas y lo que demuestra el efecto placebo es que las personas experimentan aquello que esperan experimentar. Todos tenemos la experiencia de sentirnos mejor al salir de la visita del médico.
Por esta razón la creciente tendencia a recurrir a la medicación y procedimientos reduciendo el tiempo de atención del médico con sus pacientes es un error.
Los médicos son figuras que tienen autoridad. Sus pacientes creen en ellos y esperan que las medicinas hagan efecto. Se sienten mejor y se curan, aunque sean un placebo.
Si esperas que al acabar tu sesión de hipnosis te sentirás mejor, estarás más motivado o con más confianza sucederá.
Como ocurre con el placebo la hipnosis será más útil y efectiva si te acercas a ella con confianza, convicción y expectativas positivas. Si crees que el placebo es un eficaz medicamento te sentirás mejor. Igualmente si crees que la hipnosis te librará de la ansiedad estarás más tranquilo y relajado.
Si hay un elemento del efecto placebo en la hipnosis que resulta la clave está en las expectativas. Cuando la persona espera estar “curada” al terminar la sesión, o por lo menos que ha empezado el proceso, muy probablemente lo estará.
Generar confianza siendo honesto, positivo y realista. Suscitar un buen entendimiento mutuo. Potenciar la confianza y finalmente crear expectativas de que el cambio es posible es la tarea que todo buen hipnotista realiza.
La relajación y bienestar que provoca la hipnosis producen un alivio del dolor tanto físico como emocional. Activa el sistema nervioso parasimpático mejorando así el funcionamiento de nuestro aparato cardiovascular, respiratorio y gastrointestinal.
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