¿La hipnosis es real? Tu cerebro tiene la respuesta

¿La hipnosis es real? Tu cerebro tiene la respuesta

2016-08-17

¿La hipnosis es real? Tu cerebro tiene la respuesta

La hipnosis se ha convertido en un medio cada vez más aceptado para ayudar a las personas a reducir el dolor, superar fobias o liberarse del tabaco entre otras muchas cosas. Pero existe una larga e intensa polémica entre quienes defienden que el estado hipnótico es un estado neurofisiológico distinto del habitual o simplemente el resultado de las expectativas de quien lo experimenta.
 
La respuesta a esta discusión es importante porque si la hipnosis es simplemente producto de las expectativas sus resultados serían muy similares a los obtenidos por el efecto placebo. La semana anterior hablamos de los cambios que la hipnosis provoca en nuestro cuerpo. En este artículo hablaremos de la capacidad que tiene la hipnosis de producir cambios en el funcionamiento de nuestro cerebro.
 
Numerosos estudios han encontrado evidencias de que el cerebro funciona de manera diferente al experimentar la hipnosis que en nuestro estado habitual de consciencia. De todas formas es necesario establecer que nuestro conocimiento del cerebro y su funcionamiento es limitado, por esta razón las consecuencias de estos cambios no son plenamente comprendidas.
 
Lo que estos estudios indican es que cuando las personas susceptibles a la sugestión (el grado de sugestionabilidad es variable) están bajo los efectos de estas sugestiones su cerebro muestra cambios intensos en la manera que procesa la información. Las sugestiones cambian lo que la persona ve, oye, siente y cree que es verdadero.
 
 
El Dr. David Spiegel  de la prestigiosa universidad de Standford ha realizado un estudio muy recientemente utilizando imágenes obtenidas por resonancia magnética funcional midiendo el flujo sanguíneo en el cerebro. En el estudio analizó los cambios en 57 voluntarios, 36 altamente susceptibles a la hipnosis y 21 con resultados muy bajos.  En él descubrió cambios en la actividad en 3 áreas del cerebro.
 
Se supone que estas zonas están involucradas en: la atención y funciones cognitivas racionales (descenso de la actividad del córtex del cíngulo anterior) según Spiegel “durante la hipnosis uno está tan sumergido en ella que no nos preocupa nada más”. Nos olvidamos de pensar. El mundo de la imaginación, las emociones y los sueños toma el control: el subconsciente pasa a primer plano.
 
El control y procesamiento del cuerpo por el cerebro (aumento en las conexiones entre el córtex prefrontal y la ínsula). Este descubrimiento permitirá conocer mejor y ampliar la reconocida capacidad de la hipnosis para el tratamiento del dolor. También hará posible comprender su sorprendente eficacia en los trastornos de conversión. Es necesario aquí recordar que el subconsciente se encarga del funcionamiento “automático” de nuestro cuerpo.
 
El mencionado anteriormente efecto placebo pone de manifiesto que hay muchos y poderosos mecanismos de autorregulación y curación que desconocemos. Conocerlos y aprender a utilizarlos es un campo en el que la hipnosis, por su campo de acción,  puede contribuir tanto en du desarrollo teórico como en la aplicación práctica a situaciones concretas.
 
Y finalmente la valoración de las experiencias internas y externas, es decir la consciencia de nuestros actos (reducción en las conexiones entre el córtex prefrontal dorsolateral y el córtex del cíngulo posterior) Esto justificaría la automaticidad y literalidad frecuentes en la experiencia hipnótica: se da una cierta desconexión entre las acciones y la consciencia de dichas acciones.
 
Por ejemplo algunas personas dicen sentir como su mano levita, por ejemplo, al ser impulsada por un “chorro de energía”. Probablemente buscando una explicación ante lo automático e involuntario de su comportamiento. Para Spiegel “durante la hipnosis no pensamos realmente en lo que hacemos, simplemente lo hacemos”.
 
Este descubrimiento podría ayudar a explicar la intensa concentración, reducción de la vergüenza y sugestionabilidad que caracterizan el estado hipnótico. Esto justificaría la desinhibición que muestran algunas personas  en espectáculos de hipnosis y también, en parte, porque la hipnosis es muy efectiva para cambiar el enfoque y comprensión de ciertos problemas o situaciones.
 
 
Constantemente tu cerebro está produciendo una serie de impulsos eléctricos dependiendo de tu actividad física y mental. Estos impulsos son variables tanto en su frecuencia (velocidad de los impulsos eléctricos) como su amplitud (intensidad con que se producen) y pueden ser medidos utilizando un electroencefalograma. Todas estas ondas están siempre presentes aunque algunas predominan en determinados estados.
 
El sueño profundo (ondas Delta) tiene unos impulsos de ritmo diferente que las fases en que soñamos (Theta) y en el estado de alerta (Beta) otros que en el de relajación (ondas Alfa). En numerosos estudios los encefalogramas de los sujetos que están en estado hipnótico muestran un incremento en las ondas de baja frecuencia asociadas a la relajación y los sueños (Alfa y Theta). También se reducen  las ondas de alta frecuencia presentes durante la vigilia.
 
Las ondas Alfa y Theta reducen el estrés, facilitan la relajación física y claridad mental, aumentan la capacidad de expresión verbal, sincronizan los dos hemisferios cerebrales, facilitan la visualización, memoria visual y la creatividad, pueden reducir el dolor y promover el bienestar estimulando la producción de endorfinas.
 
 
Estos cambios en los tipos de ondas cerebrales varían dependiendo del tipo de sugestiones, del grado de sugestionabilidad de las personas y de los diferentes niveles de profundidad de la experiencia hipnótica.
 
Las ondas cerebrales no son un indicador definitivo de como funciona la mente pero permite comprender la hipótesis de que la hipnosis de alguna manera inhibe nuestra parte consciente. De esta manera nuestro subconsciente aflora convirtiéndose en más accesible.
 
En esta línea, utilizando los electroencefalogramas, se ha estudiado la actividad de estos impulsos eléctricos en el córtex cerebral al experimentar la hipnosis. Las personas en estado hipnótico tenían una actividad reducida en su hemisferio izquierdo mientras que la actividad en el hemisferio derecho aumentaba.
 
Los neurólogos creen que la parte izquierda del córtex es predominantemente la parte lógica del cerebro: se encarga de deducir, razonar y lo convencional. El hemisferio derecho por el contrario controla la imaginación y la creatividad. Como ya hemos dicho la hipnosis provoca un descenso de la influencia inhibitoria de nuestra parte consciente y el aumento de la actividad en nuestro hemisferio derecho. Esto refuerza la idea de que el impulsivo y creativo subconsciente toma el control.
 
 
Finalmente, utilizando la tomografía por emisión de positrones, una técnica capaz de medir con imágenes la actividad metabólica del cuerpo humano, también ha sido posible comprobar cambios en el cerebro con la hipnosis. En un estudio realizado en el 2002 se demostró que el cerebro en estado hipnótico reduce o suspende algunas funciones conscientes aumentando el flujo de sangre en la zona occipital mientras al mismo tiempo reduce la activación cortical: nuestra mente racional.
 
Esto provoca una “apertura” de la mente, pudiendo ser superada de esta manera nuestra capacidad crítica. Esto permite que las sugestiones sean aceptadas más fácilmente sin ser analizadas y rebatidas por las creencias y predisposiciones producto de nuestra historia personal. Estamos más abiertos a nuevos aprendizajes y la capacidad para el cambio se ve potenciada.
 
Según esto con la hipnosis podemos superar nuestras propias limitaciones autoimpuestas. Citando por última vez al doctor Spiegel: “Imaginamos que algo es diferente, por lo tanto es diferente”.
  
 
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