Los 7 miedos (infundados) más comunes a la hipnosis
2016-09-14
Los 7 miedos (infundados) más comunes a la hipnosis
La palabra hipnosis todavía genera un cierto escalofrío en muchas personas. Todo aquello que no conocemos nos genera una cierta inquietud. Además en este caso hay una falsa imagen que las películas, ciertos espectáculos y programas de televisión han contribuido a desarrollar.
Afortunadamente la hipnosis es progresivamente más y mejor conocida dejando atrás este halo de misterio. Su uso fue aprobado en 1958 por la Asociación Médica Americana. Su empleo para atender con éxito temas como el tabaquismo, fobias, adelgazar o el control del dolor está cada vez más extendido. Gozando en la actualidad del reconocimiento de la gran mayoría de los profesionales de la salud.
La hipnosis permite generar cambios en las sensaciones, percepciones, pensamientos o conductas de aquellas personas que estén dispuestas y tengan la voluntad de cambiar. En estado hipnótico las facultades que todos tenemos de aprendizaje, cambio personal y comprensión de la realidad se ven muy potenciadas. Es un poderoso instrumento pero no la panacea o algo mágico que permita solucionar cualquier problema.
Para contribuir a acabar con estos miedos infundados vamos a mencionar los más comunes y mostrar su falta de fundamento:
1 La hipnosis es peligrosa para la salud física o mental.
No existen casos documentados de que la hipnosis haya producido daños a la salud. Otra cosa es que muy excepcionalmente haya precipitado un trastorno mental ya existente. En su serio y riguroso libro “Hipnosis segura” Roger Hambleton menciona un único caso.
Casi todos los libros de hipnosis mencionan que la hipnosis no es recomendable para personas con problemas mentales graves, hipotensos y epilépticos.
En el caso de personas que padecen problemas mentales graves la hipnosis no es recomendable, aunque se utiliza, porque genera “realidades hipnóticas”. Si una persona no está bien ubicada en esta nuestra “supuesta” realidad no parece adecuado exponerle a otras. Es posible que generemos más problemas que soluciones.
La hipnosis al activar el sistema nervioso parasimpático baja la tensión arterial. No es razonable utilizarla en una persona que la tenga muy baja para evitar desvanecimientos aunque no suponga un riesgo muy grande para la salud. Personalmente nunca he experimentado esta situación pero si se da el caso hay maniobras eficaces y sencillas para superarla: tumbarse con las piernas levantadas e ingerir líquidos con azúcar o cafeína.
El caso de los epilépticos no es claro. La mayoría de las evidencias sugieren que no hay problema. Resulta necesario evitar algunas técnicas de inducción hipnótica que utilizan luces parpadeantes y quizás las transiciones al y del estado hipnótico deban ser especialmente suaves.
Por lo demás la utilidad de la hipnosis para reducir los desencadenantes de las crisis epilépticas (estrés, cansancio, hiperventilación, falta de sueño. . .) es evidente. Probablemente la razón de que no esté recomendada es por si se diera un caso de crisis mientras la persona está hipnotizada.
2 En estado hipnótico se pierde el control de uno mismo y es el hipnotista quien lo asume.
Este miedo surge del mito de que al estar hipnotizado la persona no es consciente de lo que está pasando y por esta razón pierde el control de sus pensamientos, sentimientos y emociones. En estado hipnótico la persona es mucho más consciente que habitualmente. Al estar, normalmente, con los ojos cerrados percibe todo lo que le rodea y sus propios sentimientos con más intensidad.
En realidad la persona nunca pierde el control aunque las percepciones, impresiones y comportamientos pueden parecer diferentes. En esto reside la capacidad de generar cambios que tiene la hipnosis: el cliente es capaz de asumir mucho más el control sobre si mismo en estado hipnótico.
3 La persona teme que puede “atrapada” e hipnotizada para siempre.
Es bastante acertado decir que la hipnosis es un estado intermedio entre el sueño y la vigilia. Si una persona está hipnotizada y el hipnólogo, un caso extremo, muere la persona volverá a su estado habitual o se dormirá para despertar al cabo de un rato. Depende de lo aburrida que se sienta al no recibir ningún estímulo en forma de palabras y de la intensidad de la relajación que experimente en ese momento.
Lo que ocurre, a veces, es que la persona expresa su voluntad de seguir disfrutando de la agradable relajación e intenso sentimiento de bienestar que le produce la hipnosis. En estos casos se suele respetar su voluntad alargando por un tiempo estas sensaciones. Después de cierto tiempo la persona es devuelta a su estado habitual fácilmente con unas sencillas instrucciones.
4 Existe el temor a decir cosas que no quería decir, incluso revelar los más íntimos secretos.
En hipnosis la persona tiene la capacidad de elegir lo que dice o lo que hace. Siempre tiene el control. El cliente tiene siempre la capacidad de veto es decir puede aceptar o negar cualquier sugestión que recibe. Por otra parte y siempre con el consentimiento de la persona gracias a la hipnosis es posible analizar verbalmente temas a los que sería difícil de acceder o de tratar en otros contextos. (Situaciones traumáticas, recuerdos reprimidos. . .)
5 La hipnosis es un fenómeno paranormal, el hipólogo tiene poderes esotéricos.
La hipnosis es un estado natural que todos experimentamos cada día. Al estar ensimismado o cuando pierdes la noción de ti mismo y del tiempo dejándote llevar por las emociones que te provoca una película estás en estado hipnótico. Lo que varía es la intensidad de ese ensimismamiento. Al provocar el estado hipnótico lo que hace un hipnólogo es utilizar características de la naturaleza humana que conoce con una serie de técnicas.
El hipnólogo no tiene ningún poder simplemente un saber y experiencia. Cualquier persona puede aprender como provocar y utilizar la hipnosis. Desde aquí os animamos a conocerla mejor y aplicarla aunque sea en forma de autohipnosis. Puedes hacerlo ahora mismo y gratuitamente en nuestra web: En inicio Hipnosis para el cambio o también en nuestro canal de youtube en la sección de autohipnosis.
Si los escuchas nos interesan mucho tus impresiones. Por favor deja un comentario abajo.
6 Yo no puedo ser hipnotizado.
Como hemos dicho antes la hipnosis es un estado natural y habitual. Cualquier persona que quiera, la hipnosis requiere el consentimiento de quien la va a experimentar, y con unas facultades normales de imaginación y concentración se alcanza el estado hipnótico con facilidad.
Es cierto que existen diferentes grados de sugestionabilidad, es decir personas más susceptibles a experimentar la hipnosis con más intensidad. Pero como en cualquier otra cosa la práctica conduce a la excelencia. La hipnosis es como un músculo que a base de entrenamiento se desarrolla, cada vez es más fácil y efectiva.
7 En estado hipnótico la persona pierde el control y hará todo aquello que le sea ordenado.
La persona nunca pierde la consciencia en estado hipnótico y por lo tanto sabe todo el tiempo lo que está pasando y lo que está haciendo ella y el hipnotista.
Es cierto que en estado hipnótico se produce una reducción de nuestra capacidad crítica y es más fácil aceptar las sugestiones. Pero nunca una persona en estado hipnótico hará algo que no quiera hacer o que vaya en contra de sus principios.
En definitiva la hipnosis es un agradable estado de relajación y focalización en el que las dos partes que participan son conscientes y activas: co-laboran para lograr un objetivo. No se hipnotiza a alguien sino con alguien.
Lo que el hipnotista hace es generar un escenario, uno de los posibles caminos para llegar a una meta. Genera un espacio para que la persona pueda, si quiere moverse, empujar a alguien no funciona. Sólo ella puede avanzar el hipnólogo la ayuda.
¿Tenías alguno de estos (infundados) miedos?
¿Sigues teniendo dudas?
¿Hay algún otro miedo que no esté aquí y que te inquiete?
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